Para: una vieja enemiga De: mí
Hace mucho que no pensaba en ti, la verdad, han pasado años desde la última vez que te cruzaste por mi cabeza, la idea de recordarte y saber que podía volver a caer en ti, me atormentaba. Era sólo una niña cuando llegaste a mi vida, tenía 7 u 8 años, ni siquiera sabía las tablas de multiplicar y ya tenía que lidiar con un problema que se supone, es para adolescentes.
No puedo recordar exactamente el día en que llegaste a mi vida, en realidad, no sé cómo era mi vida antes de tu llegada; un día sólo apareciste, no sé el porqué ni el cómo, pero sí estoy convencida del para qué. Tú, que parecías tan inofensiva y buena, que eras tan común y del montón, que prometías felicidad y aceptación, tú entraste en mi mundo para complicar, dañar y destruir todo, pero yo tan inocente, caí en el juego.
Hoy, después de casi una década de haberte dejado atrás, me siento orgullosa de decir que no volvería a caer en ti, la idea de hacerlo me preocupa, pero, he mejorado mucho desde que te fuiste de mi vida, lo cual me da seguridad para decirte: tú, aciaga y nefasta, que no trajiste contigo más que problemas, desdicha, llanto y preocupaciones. Tú, mi más grande batalla, mi vieja enemiga, mi mayor rival y, definitivamente, mi victoria más preciada, tú, anorexia infeliz acompañada de bulimia y no sé qué más, a ti, yo te digo, ya no más, no importa lo que pase, los comentarios que reciba o lo que las miradas juzgadoras digan; nunca más volverás a atormentarme.
Por: Valeria Rojas
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