What 's Inside: viendo Grey’s anatomy desde la perspectiva de una ruptura

Cuando terminamos, después de dos años, comprendí perfectamente el episodio What 's Inside, de Grey' s Anatomy. Sobre todo, la escena en la que la Dra. Maggie Pierce (quién en el capítulo anterior sufrió una pérdida) retiró un tumor del corazón de una bebé, que aún se encontraba en el útero. Inmediatamente la pequeña sufrió de bradicardia, pero no había más por hacer. Los demás presentes entraron en pánico. Lo único que ella dijo fue: “Mi plan es darle un minuto. Acaba de perder algo enorme que la acompaña desde siempre. Su corazón debe aprender a latir sin esa carga extra. Solo necesita tiempo para adaptarse”. Al final, todo el procedimiento resultó perfecto.

Esto me llevó a pensar: la vida antes de ti se había difuminado, me costaba recordar cómo era levantarme sin un mensaje, cómo era guardarme las cosas buenas y malas que me ocurrían a diario, e incluso con quién tontear y usar los mismos códigos que nos hacían cómplices del amor. Después de esa última llamada empezó mi bradicardia, no sentía los latidos de mi corazón desacompasado, mi respiración disminuía y todo parecía difuso alrededor, estaba en un estado de shock.

Las lágrimas no se hicieron esperar, hacían presencia como si estuviesen intentando llenar el vacío tan grande que habías dejado, pero fue un intento fallido. Comprendí, con dolor, que tenía que volver a aprender a vivir, volver a encontrarme en mi sonrisa y gozar de la soledad, sin que esta fuera mi enemiga. Había días en donde me sentía culpable por escuchar mi risa cuando estaba presente tu ausencia. Ya no, nunca me había enfocado en disfrutar tanto ese sonido, en disfrutarme a mí misma. Ha pasado un lapso y el proceso que lucía eterno ha culminado, ha llegado el día en el que le proclamo al mundo que no me dueles, no te extraño, no me haces falta en lo absoluto.

Definitivamente, era un suicidio quedarme estancada en tu pérdida. Era un suicidio continuar contigo. Era un suicidio seguir renunciando a mi esencia…

Me escapé de tus garras, logré salvarme. Y por eso, más que una pérdida, es una ganancia que ya no estés a mi lado. Entendí que no debía mirar hacia atrás, perdiéndome del universo que está a mi alrededor, de las personas que están a mi alrededor…

No me condenaré a gastar mi tiempo presente trayendo el pasado para construir un futuro, que al fin y al cabo es incierto. No me di cuenta de lo mucho que me necesitaba a mí misma hasta que te perdí. Ya no voy a ser esclava de un “te pertenezco”. Ahora seré libre con el “me pertenezco”.