¿Coincidencia? No lo creo

En noches como esta me pongo a pensar en la vida, y en cómo nos junta con las personas correctas.

Pienso en cómo mueve sus cartas para ponernos siempre en donde debemos estar.

Pienso en cómo me llevó, durante la pandemia, a conocer a personas tan maravillosas. Cómo hizo que me tocara una asignatura con un grupo de gente totalmente desconocida, y que de ahí salieran dos mujeres a las que hoy considero mis hermanas.

Pienso en cómo a ese grupo de 3 se nos unieron dos más, y en cómo gracias a uno de ellos estoy aquí escribiendo estas líneas.

Pienso en cómo mi amistad con ese hombre me llevó a realizar mi primera publicación radial en un medio de comunicación regional, y a conocer a las maravillosas coordinadoras de este espacio.

Pienso en cómo me enamoré perdidamente de una chica al punto de buscar el consejo de su mejor amiga, y en cómo su mejor amiga se convirtió en la mía.

Pienso en cómo la vida me forzó a terminar mi vida escolar en una institución diferente a la que había sido mi alma máter por años, y cómo en ese ambiente inhóspito conocí a mi mejor amigo, a mi hermano de otra madre.

Pienso en la vida y sus coincidencias, incluso en la de que yo esté vivo. Que mis abuelos vinieran a vivir a esta ciudad, que mis padres se enamoraran, que mi madre nunca se haya ido con el pretendiente millonario, y otro montón de variables y probabilidades que, de haber sido diferentes, no me habrían permitido escribir estos pensamientos, ni a ti leerlos.

Pienso en que, la probabilidad de que los hechos que he mencionado hasta ahora ocurriera es nula. Mi sola existencia, y la de las personas que hoy son valiosas para mí, es tan imposible como un milagro termonuclear. Pero todos esos seres existen, al igual que yo, y la vida me ha permitido coincidir con ellos y cruzar sus historias con la mía. Con esos argumentos, ¿de verdad puedo decir que alguna cosa es coincidencia? No lo creo.

Autor: Jordy León Bejarano

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