Sentimientos náufragos,
los que poseía bajo el faro de tus caricias;
sentimientos profundos dirigidos a tu llano corazón.
Me pierdo solitario en la oscuridad de mi unilateral amor,
o mi medio iluminada enemistad.
Bajo tus historias y confesiones sin apego,
me cegaba en lo solitario del destino.
Ahora oscuro, sin la luminaria
de mis autocomplacencias,
nos daremos cuenta que nunca iluminamos
correctamente ese afecto compartido que contruíamos.
Ese afecto iluminado tenuemente por la linterna de mi apego
Pero, como toda luz artificial que es falsa a la mirada,
se convertiría en un juego de rufianes,
que mostraban con la linterna de nuestras acciones
solo las caras deseables
para el náufrago de sentimientos.