El puto amo de las falacias

Para ese chico, todo transcurría con total normalidad aquel día… Nunca imaginó lo que estaba a punto de pasar. Le respondieron por mensaje con un “Hola” Y al no le quedo de otra, más que contestar. Luego de un tiempo se lo veía emocionado Tecleaba y tecleaba como si uno hubiese un final Decía que estaba muy contento Dizque porque había conocido “el verdadero valor de la amistad” Y es que ¿cómo no? Si aquel hombre que le escribía Le daba ánimos y le decía que no se dejara derrumbar Diría que era un ciego guiando a otro ciego Porque en la vida de ese “amigo” no existía más que oscuridad. Recuerdo aquellos días en que veía al chico llorar Le pregunté la razón de su estado Y me dijo que era porque su compañero Ya no le iba a contestar… Al parecer había partido de este mundo, que pena me daba ver Como se había marchitado su amistad Lo más irónico fue cuando lo vi sonriendo, y él me dijo Que todo había sido una falsa alarma, que de nuevo le podía teclear. Quizás como una película de ficción La misma escena se volvía a reanudar No fueron una o dos veces, ¡maldición fueron tres!, Y a ese pobre chico esa man del susto lo iba a matar La última fue la vencida, Dicen que lo enterraron, luego de un nostálgico funeral Al chico no le dejaron ver su cuerpo Y eso que le dijeron que se lo podían mostrar Le ha guardado “luto” por estos días Pero se siente estúpido al reaccionar Que todo lo que “vivió” con aquel hombre Por medio de escritos nunca fue verdad Es más, no lo conocía y creo que nunca podrá Porque aunque la escena se haya repetido A ese hombre no le ha gustado el contacto físico Y es que es imposible verlo personal Por suerte ese chico no es tan estúpido Y ha decidido sus palabras enterrar Le recomienda a esa persona que se oculta detrás de una falsa identidad Que se busque un apodo menos infantil y más real.

Con cariño para ti; querido animal.

Escrito para Línea Prensa Gescom - El Ágora. Todos los derechos reservados.