En tiempos de coronavirus la seguridad social en Colombia flaquea y el sistema de salud enfrenta un desafío sin precedentes.
Gran parte de los escenarios que protagonizan los gobiernos de los países afectados por la pandemia del coronavirus, se ubican inevitablemente entre dos extremos: o el caso en Wuhan, (China), donde la propagación con medidas radicales logró apaciguarse y las muertes minimizaron, o el de Lombardía, (Italia), donde las autoridades se relajaron, la propagación continuó desenfrenadamente, el sistema de salud colapsó y los médicos terminaron envueltos en el dilema del triaje; decidiendo quién vive y quién muere.
Ahora bien, ¿dónde está Colombia entre estos dos extremos?
Hasta la fecha, se registran en el país 108 casos confirmados por Coronavirus según el Ministerio de Salud. Hecho preocupante, pues convierte a Colombia en uno de los países con la curva de expansión de la enfermedad más alta y esto se demuestra, por ejemplo, en el aumento del sábado 14 al domingo 15 de marzo, donde el número de infectados pasó de 24 a 45. Casi el doble de un día para otro.
Así pues, con la tasa de propagación del virus y sus proyecciones, el sistema de salud colombiano tendrá que enfrentar un desafío sin precedentes.
No es novedad que una de las grandes preocupaciones por la pandemia gire en torno a los recursos que actualmente se destinan para la salud de los colombianos; salud que, por cierto, está altamente privatizada. Tampoco es novedad, que muchas de las instituciones hospitalarias no cuentan con la infraestructura, ni con la adecuación necesaria para hacer frente a una eventual crisis sanitaria de gran escala. Sin mencionar los profesionales de salud, que, en muchos casos, carecen de elementos de bioseguridad para tratar a un paciente contagiado con el Covid-19.
Aquí reside el meollo del asunto. Una de las medidas más eficaces para sobrellevar el virus y su letalidad,-además del confinamiento drástico de la población en sus casas-es el aumento de la capacidad hospitalaria. Esto, hace alusión a las camas de cuidados intensivos (UCI); aptas para entregar oxígeno y permitir un verdadero aislamiento de los pacientes graves por el virus.
La Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC), la cual, reúne a todos los gremios de profesionales médicos, alertó sobre la baja disponibilidad de Unidades de Cuidado Intensivo y manifestó que el país cuenta actualmente con una capacidad real de 5.300 camas de UCI. Sin embargo, solamente entre el 10 y el 15% tiene el aislamiento adecuado como para atender pacientes de COVID-19 severo. Lo anterior, significa que en Colombia solo habría alrededor de 750 camas para manejar pacientes Covid-19 aislados como corresponde, para que estos pacientes no contagien a otros.
Un panorama desalentador que nos lleva a preguntarnos lo que a muchos ya les generaba duda en los inicios de esta pandemia: ¿Estamos en el país verdaderamente preparados para enfrentar la embestida media o fuerte de esta epidemia?
Yo, por ejemplo, ya le he dado respuesta. La vida de los colombianos está por encima de todo. O eso han tratado de expresar las alocuciones del presidente Iván Duque. El mismo que aseguró que por ahora, no cerrará el aeropuerto internacional El Dorado; en cuyas pistas siguen aterrizando vuelos nacionales y hasta hace poco, vuelos internacionales.
El mismo que, mediante un decreto y junto con la ministra Alicia Arango, ordenó cancelar los toques de queda que habían establecido alcaldes y gobernadores en respuesta al coronavirus.
Lavarse las manos y quedarse en casa parecen medidas absurdas e inútiles si se tienen en cuenta las célebres decisiones que ha tomado el gobierno nacional en cuanto a nuestra seguridad social y en particular, nuestra salud. Pero son, precisamente, la única vía factible para evitar la propagación del virus ante un Estado que ha escogido defender el capital antes que la vida.
La pregunta final es, más que necesaria, apremiante,
¿Quién nos garantiza, entonces, seguridad social en tiempos de pandemia? Por: Isabela Salazar