El fútbol femenino en Colombia ha presentado un crecimiento exponencial desde mediados de la década de 2010. Retumban nombres como el de Catalina Usme, máxima artillera de la selección femenina absoluta de Colombia. Mucho se ha hablado en medios de comunicación y en conversaciones no tan convencionales, donde personas del común opinan, no sólo del nivel de las jugadoras, sino del apoyo y manejo administrativo que se le ha dado a esta rama del balompié.
Si bien, el fútbol femenino ha tenido una masificación en los últimos años, hay una historia poco conocida de lo que ha sido la lucha de las mujeres por posicionarse como referentes.
Selección Sub-17 celebrando el título de subcampeonas en el Mundial Femenino India 2022
Foto: Instagram FCF
El ayer y el hoy del fútbol femenino en Colombia
Hoy por hoy, el fútbol femenino en Colombia es motivo de orgullo y asombro para los aficionados a este deporte, que, desde su auge en nuestro país, alrededor de los años setenta, tuvo poco apoyo, patrocinio y difusión. Bajo una ideología machista, en Colombia era reprochable que este deporte fuera practicado por mujeres, ya que según el pensamiento de la sociedad debían estar realizando los quehaceres de la casa y no en una cancha.
Pese a la discriminación de género que se vivía en la práctica del deporte, mujeres de la época emprendieron una lucha y una constante búsqueda de oportunidades para ejercer el futbol de una manera profesional, tal y como lo hacían los hombres.
El Valle del Cauca, con mujeres apasionadas por el balompié, fue el epicentro de la lucha: una de sus mayores activistas fue Amparo Maldonado, quién actualmente es entrenadora de un equipo de formación. Maldonado fue la jugadora y pionera del fútbol femenino del departamento y el país. Relata que sus inicios fueron en la década de los setenta, cuando en Cali había una gran afición por el fútbol. Por donde estuvieras, había un grupo de mujeres practicando el deporte, las calles y potreros servían de canchas en aquella época, pues no había escenarios de entrenamiento para las chicas.
Foto: Colprensa.
Maldonado manifiesta que fue José ‘Pepino’ Sangiovanni, presidente del equipo de fútbol de Café Águila Roja, quien en ese entonces contribuyó a la conformación del primer equipo de fútbol femenino con jóvenes de la región aficionadas por el deporte.
Pese al gran paso que se había dado, la estigmatización por parte de las familias y de los hombres seguía presente. Conmovida por sus recuerdos, Maldonado manifiesta: “Lo que me tocó era deprimente, no había apoyo de nada. Siempre en la casa le decían a uno que qué iba a hacer por allá, mis hermanos me decían que fuera a practicar natación o ciclismo. Cuando eran las preliminares de la liga era incómodo porque desde la tribuna los hombres nos gritaban frases como: ‘marimachos, ustedes tienen que estar en la casa haciendo aseo’ ”.
De igual forma, la periodista del GOL Caracol, Clara Roció Bonilla acota, “el fútbol femenino, como todo deporte, ha tenido un inicio. Digamos que ellas empezaron a tener protagonismo y se ha sentido muchísimo más ahora, pero la lucha viene más o menos desde de los años setenta, con doña Amparo Maldonado quién empezó con esta idea y este sueño... con juegos nacionales en los 90 y de esta manera, han empezado a dejar esa semilla qué es más o menos lo que se puede venir recogiendo ahora”.
Selección Valle Femenina, campeona Nacional 1992
Foto: Liga Vallecaucana de Fútbol.
Con lo que estas dos activistas del deporte afirman, se puede ver que desde 1970 el trabajo ha estado enfocado en el desarrollo y reconocimiento de las futbolistas en el país. Este aspecto no ha sido nada fácil, pues hasta hace muy poco, los medios de comunicación se dieron a la tarea de masificar las dinámicas futbolísticas de las mujeres.
Así lo expresa Carlos Tabáres, periodista deportivo y jefe de prensa del Orsomarso Sportive Clube: “básicamente hay historia, pero desconocida, y parte de ese desconocimiento es por los medios de comunicación, que tampoco miraban hacia ese lado. Hoy, por los logros que están teniendo las niñas, estamos pasando una etapa importantísima. A pulso, han conseguido las mujeres en el fútbol nacional e internacional, por lo que se ha visto los últimos días con la Selección sub-17. Pero, el fútbol femenino tiene historia. Yo recuerdo, por ejemplo, los primeros equipos en Águila Roja con la profe Betty, patrocinados por don ‘Pepino’ Sangiovanni... El fútbol siempre tuvo muy buenas jugadoras, lo que pasa es que tuvimos muy malos directivos en el fútbol femenino, que no creyeron que iba a llegar hasta donde ha llegado hoy”.
Lanzamiento Copa Ídolas en Cali / Fotos: Archivo Nicole Barrios
Es evidente que las barreras que han tenido las mujeres en el deporte, son por el reconocimiento social, pues no basta sólo con el apoyo de algunas personas y entidades, ya que el fútbol es un deporte arraigado en la base cultural de la sociedad.
En la actualidad, retumban nombres como los de Catalina Usme, Carolina Arias o Yoreli Rincón. Si bien ellas han permitido que haya un eco de su labor como mujeres en el fútbol, la historia pone nombres igualmente importantes: Amparo Maldonado, José ‘Pepino’ Sangiovanni o Álvaro González Alzate, presidente de la División Aficionada del Fútbol (DIFUTBOL), que hace aproximadamente 30 años hiz posible el primer torneo femenino a nivel regional: “estamos hablando de ligas, y esas ligas son las que alimentaron ese primer torneo, de ahí siguieron más torneos y lo que se está viviendo ahora: una competencia formativa que ha sido importante para la evolución del fútbol femenino, de ahí se extraen la mayoría de futbolistas de nuestro país” certifica Nelson Abadía, director técnico (DT) de la Selección Colombia Femenina. Él, como técnico, da cuenta del proceso de formación de jugadoras desde hace bastantes años. Pero se evidencia la misma tendencia: hay apoyo, pero de pocas personas.
Actualidad del fútbol femenino
Aunque Colombia sigue siendo un país que prefiere exaltar la labor de los hombres en el deporte, es evidente cómo han sido las mujeres quienes han brindado mayores alegrías. Por nombrar algunas: María Isabel Urrutia, primera medallista de Colombia en los Juegos Olímpicos (JJOO); Mariana Pajón, primera doble medallista de oro en los JJOO; la Selección femenina Sub-17, la única Selección de nuestro país en llegar a una final mundial FIFA y conseguir el segundo lugar en este máximo torneo (sin mencionar que además, sus jugadoras se llevaron otros reconocimientos, como el Guante de Plata para Luisa Agudelo, una jugadora de tan sólo 15 años que mantuvo el arco colombiano con 3 goles; el Balón de Plata y el Botín de Bronce para la artillera con mayor proyección en el país, Linda Caicedo. Linda y Luisa, han sido el fruto de todo un esfuerzo, y no es casualidad. Ambas vallecaucanas, cuna del fútbol femenino, aspecto que animó a que Cali sea la Casa Oficial de la Selección Colombia Femenina.
Para Abadía, la estructura deportiva también
ha tenido un crecimiento. Concuerda en la calidad futbolística de las jugadoras, pero también en la calidad humana de su equipo de trabajo, “de las cosas de resaltar es el emprendimiento que ha tomado la misma mujer sobre lo que es el fútbol femenino”. Como él mismo expresó, en el fútbol, tanto femenino como masculino, no hay distinción alguna, desde lo que es el deporte como tal, pues a diferencia de otros deportes colectivos, este cuenta con un solo reglamento, la misma dimensión de la cancha, el mismo balón, la misma exigencia de competencias.
Comuna 17 campeona del torne 'Cali Ciudad Deportiva' / Foto: Archivo Nicole.
Para quienes lo viven desde afuera, como el politólogo Germán Ayala, el fútbol femenino es uno de los hechos más positivos de los últimos años, pues ha representado una irrupción en el pensamiento colectivo, que viene de una sociedad patriarcal. “Siempre se pensó o se presionó a las mujeres para que sigan cumpliendo los roles tradicionales, el de ser madre, cuidar los hijos, cuidar al marido, es decir, todos los de funcionamiento del sistema patriarcal”. Por lo que el fútbol femenino, ha dado un golpe extraordinario, donde no solo ha sido el fútbol, sino del rol de la mujer en el deporte.
El mayor reto del fútbol femenino en Colombia
Precisamente, pese a la magnífica actualidad deportiva que vive esta rama del deporte, para el segundo semestre del 2022, la Liga Profesional Femenina brilló por su ausencia. Tal y como señala Carlos Tabáres: “no hay liga femenina este semestre, con los 2 equipos de Cali en la Copa Libertadores, uno tercero y el otro cuarto. Y ese fue el premio de los directivos, de no hacer Liga Femenina Profesional en este segundo semestre, ese fue el premio, es lo que uno no entiende”.
Referente a la conformación de una liga, Daniela Arias asegura “hemos avanzado mucho. Hemos tenido una liga muy inestable pero confiemos en los procesos, en lo que se ha venido haciendo”.
Recibimiento de la Selección Sub-17en Cali / Foto: Archivo Nicole Barrios.
Colombia cuenta con una liga profesional desde 2017, pero ha sido una liga inestable, sin estructura. Podría pensarse que hasta improvisada, lo cual no permite que las futbolistas lleven un adecuado proceso preparativo continuo que les permita explotar todas sus capacidades; proyectándose a que se merecen una liga digna, que brinde a la jugadora la tranquilidad de levantarse para ir a entrenar y no tener que buscar otro trabajo aparte de jugar al fútbol. Como lo certifica Daniela, que juega en el fútbol profesional de México, “ahorita tenemos mundial y pues las jugadoras que están acá en Colombia necesitan la continuidad para poder estar a ritmo de competencia, entonces hay que pensar en todo”.
Catalina Usme concuerda en que no se tiene un reto mayor en la actualidad, que es necesario estructurar el fútbol femenino. Mientras eso no pase, será muy difícil que se siga desarrollando el proceso que se ha tenido. “Creo que el reto principal que tenemos nosotras, es hacer una presión especial para que las cosas se terminen de estructurar”.
Es decir, según la vivencia de diferentes agentes de la industria del fútbol femenino, es notorio un factor común:concuerdan en que la mayor falenciao el mayor retoque se tiene actualmente es estructurar de manera adecuada y dignificante una liga, que no sólo permita a las jugadoras llevar un ritmo de competencia, sino que les permita poder dedicarse 100% a su pasión, sin verse obligadas a buscar otro medio de subsistencia.