Pastelero de amor

Escuchar tu voz es como tomar un café, algunas veces es amargo y otras veces es dulce y ligero. Pero sin importar el sabor, casi siempre resulta placentero escuchar que esos hermosos labios tuyos se muevan para dejar salir lo que tu garganta les susurra.

Tu actitud es como un pay de limón, que es dulce a la par que amargo. Pero cuando sé que alguien más desea probarlo, parece que estuviera a punto de hacer implosión, como una tetera cuando el té ya se encuentra en su punto.

Me derrito cuando sé que entras por la puerta, como un helado de chocolate puesto al sol durante el solsticio de verano. Lo que siento por ti posee un delicioso sabor, como el de un recién acaramelado arándano.

Tus mejillas son tan suaves como dos panqueques cubiertos de glaseado, que reciben mis besos de despedida como chispas de chocolate y un poco de arequipe para complementar.

Pero lo que aún no sé es a qué saben tus besos. Quiero estar en tu corazón, y conocer cada uno de sus rincones como conoce el pastelero los de un pastel, y decorar tu vida como un lindo adorno de fresas.

Tu sonrisa deseo conquistar, y poner una miel en tu vida que aún te hace falta probar. Deseo enloquecer tus días de sobresalto en sobresalto hasta que una lluvia de cerezas caiga de las nubes.

Quiero poner de manifiesto, mi ángel alegre y pacífico, que sé perfectamente que alguien te ha lastimado; que por ahora, tu corazón está clausurado como la fábrica de chocolates sin Charlie, y no estás lista para darle tu dulzura a nadie hasta dentro de un tiempo.

Pero eso no me importa. Como pastelero de amor, te encantaré y haré que desees probarme, tanto como yo deseo saborearte a ti, porque estoy enamorado. Solo espero no te moleste que quiera desear hacer mis sueños realidad junto a ti, dulce postre de sabores inexplorados.

Autor: Jordy León Bejarano