Silencio oscuro

Me atrajo el silencio de la oscuridad,

profundo y desdeñado en su frondosidad,

ambiente profuso de sosiego,

digno para tu adhesión y alusividad.

Esperando conocerte complexivamente,

hundida y atada a tal recia clandestinidad,

dotándome de mis manos temblorosas,

valiéndome de mis oídos sensibles,

haciéndome camino de tu olor persuasivo.

Después de confiar en mi sensibilidad,

dígito tus descripciones a la luz de la luna llena,

prendo fuego a un cigarrillo en tal ambiente abisal,

y dejo que las manos musas sean mi nutriente.

Me atrajo el silencio de la oscuridad,

y con ella, un holgado y apático insomnio,

me hizo alucinar dos destellos caídos del cielo,

posaron bajo tu mirada despierta y penetrante,

guía de las estrellas que ornarían aquella noche.

Me dormí a tu lado en un tierno suspiro,

tus ojos sollozaron ante la alegría y la pasión,

con el pasar de las noches, se hizo sideral mi sueño,

tendiéndote en mis brazos, besándote los labios,

me atrajo el silencio de la oscuridad,

me logré sacar de calma, musas y pasión,

en una clandestinidad placentera de emociones,

en una ambigüedad repleta de tus tentaciones.

Por: Valentina Vidal